Hoy os voy a contar otra de mis aventuras con C. Veréis que C. aparece en casi todos mis posts y en la mayoría de fotos, pero es que es mi compañera de viajes improvisados por excelencia.
En noviembre de 2015 mientras estábamos de Erasmus en Bremen, no dudamos ni un segundo en coger un vuelo a Estocolmo que costaba 32 euros. Nos fuimos el jueves y volvimos el domingo. El vuelo genial, porque en un poco más de una hora estás en Estocolmo. No obstante, si voláis con Ryanair, tened en cuenta que el aeropuerto está como a 2 horas de la ciudad. El aeropuerto se llama Estocolmo-Skavsta y tenéis que contar con otros 30 euros ida y vuelta para el trayecto a la capital. Se suele ir en bus y hay mucha frecuencia, así que no os preocupéis por eso. Los tickets los podéis comprar en el aeropuerto con tarjeta de crédito.
Pues bien, nosotras, ya que teníamos en mente que Suecia era un país muy caro, decidimos ir a lo “cutre” y ahorrarnos todo lo posible. Ninguna de las dos había utilizado nunca Couchsurfing, pero a las dos nos apetecía probarlo. Seguro que conocéis la página web, pero por si acaso, para quien no la conozca, es una especie de red social para viajeros/as, donde puedes encontrar alojamiento gratis en muchísimas ciudades. Es decir, normalmente los “hosts” te ofrecen un sofá para dormir simplemente porque les gusta conocer a personas de diferentes países. Cualquiera puede ser host y cualquiera puede ser viajero/a, lo único que tienes que hacer es registrarte en el portal. Sinceramente, me parece un modelo de economía colaborativa muy interesante. Y ya que estoy escribiendo mi TFG sobre economías colaborativas, aprovecho para decir que escribiré un post dedicado solo a definir las razones de por qué a la gente le gusta participar en este tipo de modelos de economía colaborativa (como BlaBlaCar, Airbnb, etc).
En fin, lo que quiero decir es que hicimos couchsurfing en Estocolmo. Contactamos solo con un par de personas en la red pero tuvimos la suerte de que uno de ellos nos contestó y estaba dispuesto a alojarnos. Pero, éramos inexpertas y tuvimos que haber hecho una mejor “investigación”.
En primer lugar, el chico que nos alojó parecía de unos 20 años en la foto, pero en cuanto llegamos, era un hombre de unos 35 años. En segundo lugar, vivía a 50 minutos en autobús de Estocolmo. Recuerdo ir con C. en autobús a su casa y ver sus caras de susto cuando veíamos que la ciudad se acababa y empezaba una zona muy oscura. En tercer lugar, cuando entramos a su casa, su compañero de piso se puso a pelear con él en sueco porque no sabía que esa noche también iba a alojar a gente en couchsurfing. Dios mío, fue un momento horrible.
Así que C. y yo, aunque estábamos agotadas, nos fuimos a ver un museo que estaba abierto hasta las 20 porque no queríamos estar más en esa casa. El museo se llama Moderna Museet y ¡menuda exhibición! La sesión era de homicidios, violaciones, suicidios, etc. A mi amiga C. casi le da un patatús en ese momento jajaja Estuvimos planeando como decirle al chico de Couchsurfing que queríamos volver a casa para recoger las cosas e irnos de ahí, pero era demasiado tarde para encontrar algo. Decidimos entonces pasar ahí una noche aunque sea.
No obstante, al salir del museo, nos encontramos con dos chicos franceses que parecían de nuestra edad. En nuestra situación un poco desesperada por dejar esa casa, decidimos seguirles para más tarde preguntarles si nos podríamos de alguna manera alojar con ellos. Pero claro, los chicos no fueron tontos y vieron a dos chicas siguiéndoles durante 20 minutos, así que se pusieron a correr como locos. ¡Sí, a correr! jajaja Obviamente C. y yo no les seguimos, así que tuvimos que volver a la casa de Couchsurfing. Al llegar a la casa se ve que también estaba durmiendo allí una chica muy simpática de Ámsterdam, así que nos relajamos y todo fue normal a partir de ese momento. Al final decidimos quedarnos todas las noches en la casa.
En cuanto a Estocolmo en general, la verdad que hizo mucho frío y no llevábamos las chaquetas adecuadas, así que no lo disfrutamos mucho. No obstante, hicimos muchísimo turismo, disfrutamos de nuestros sandwiches traídos de Alemania en las estaciones de metro y fuimos a un par de conciertos de música en directo. ¡Nos reímos muchísimo!
Estocolmo no es una ciudad a la que me gustaría haber vuelto. Aún así, debo decir que en mayo de 2016 volví a visitar dos días Estocolmo gracias a un crucero que hice en el Báltico. Hizo un tiempo increíble y la ciudad me encantó. Creo que entonces ahí llegué a la conclusión de que las ciudades y los viajes no son solo los sitios que visitas, sino las experiencias, la gente que conoces y de qué manera las disfrutas.
Fue mi primera y última vez (por el momento) haciendo Couchsurfing, pero sin dudarlo, lo volvería a hacer. Aunque mi experiencia no fue de 10, podéis conocer a gente increíble en esta plataforma. Conozco muchísimos casos de gente a la que le ha salido genial. Lo único que os recomiendo es que miréis bien con quién habláis, dónde está la casa situada y más o menos, si tus gustos concuerdan con es persona. De verdad, ¡atreveos a hacerlo! Hay mucha gente buena en el mundo. Mucha más de la que nos imaginamos.
Y hasta aquí la entrada de hoy. ¡Espero que os haya gustado!
Y vosotros/as, ¿habéis probado a hacer Couchsurfing? ¿Cómo han sido vuestras experiencias?
Ay, si yo fuera tu mami…;-)